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lunes, 9 de diciembre de 2013

NO PROFANAR EL SUEÑO DE LOS MUERTOS (Let sleeping corpses lie, 1974)




Zombies hispano-británicos saliendo de sus tumbas

 

¡Que maravilla de película oigan! Sí, empiezo así a lo fuerte; sin medias tintas. "No profanar el sueño de los muertos" es una buenísima muestra de cine de terror de los 70 y además tengo el ORGULLO de proclamar que la dirigió un español y la protagonizó una actriz española (Cristina Galbó, ganadora en Sitges 1975 del premio a la Mejor Acteiz por ésta película). Hay que especificar que ésta película es una triple producción entre España, Italia y Reino Unido y que surgió a raíz del éxito de "La noche de los muertos vivientes"; título dirigido por George A. Romero en 1968. De hecho, el propio Jorge Grau, director de ésta "No profanar el sueño de los muertos" contó en entrevistas que los productores querían una versión a color al título de Romero por lo que ambas películas han sido siempre comparadas. Pero hay que especificar que, salvo la temática de la resurrección de los muertos y una escena que homenajea descaradamente el momento en el que la protagonista es acorralada en su coche por un zombie; son dos títulos diferentes. No me parece que "No profanar el sueño de los muertos" sea una copia de "La noche de los muertos vivientes"; sino una película influenciada por aquella y que a partir de un argumento similar desarrolla una historia original bastante más interesante y rica en matices que la de George Romero. 

La historia narra unos acontecimientos ocurridos en un pequeño pueblo rural de Inglaterra, de la zona de Machester. Una joven mujer que va a visitar a su hermana drogadicta y a su cuñado se cruza con un motorista hippy y por circunstancias diversas acaban metidos en un embrollo cuando la hermana de ella es acusada del asesinato de su marido; quien en realidad ha muerto a manos de un zombie. Todo se debe a las radiaciones por ondas que emite una máquina agrícola de una granja de la zona; una máquina que elimina insectos y acaba resucitando a los muertos de una abadía cercana. Los dos protagonistas deberán convencer a la policía de éste hecho para probar la inocencia de la hermana de la chica y para evitar una masacre por parte de los muertos vivientes.

"No profanar el sueño de los muertos" se sirve de varios puntos fuertes que hacen que la película funcione. Uno de ellos es su argumento, con una buena historia con un par de subtramas perfectamente enlazadas al argumento principal y que hacen que el ritmo no decaiga en ningún momento. Por un lado tenemos el plato fuerte: los zombies. Y por otro una investigación policial con ecos al cine de misterio y suspense de Hitchcock que no desentona en absoluto y que enriquece a la película. Jorge Grau, avispado él, consigue mantener el interés durante hora y media gracias a un montaje dinámico haciendo que los espectadores estén la mar de entretenidos y va de menos a más ofreciendo escenas de tensión y emoción bien distribuidas a lo largo de toda la cinta. Otro punto a favor serían las actuaciones: un reparto en estado de gracia que, sin ser sobresaliente, consigue conectar con el público y se defiende con soltura en sus personajes. Cristina Galbó y Ray Lovelock son unos perfectos héroes de la historia, mientras que el viejo cascarrabias de Arthur Kennedy está impecable en su papel de policía incrédulo, de carácter duro y conservador (Piensa que el personaje de Lovelock está tras los crímenes sólo porque es un hippy pacifista, liberal y defensor de la naturaleza). A todo ésto hay que añadir una buena B.S.O. y una excelente escenografía. La música destaca por tener partituras clásicas del género y sobre todo sonidos chirriantes y suspiros agónicos por parte de los zombies; cuyas expiraciones llegan a incomodar realmente y a crear angustia. Y la fotografía es una verdadera joya, logrando que aumente el clima de suspense de la película. Paisajes rurales, granjas alejadas de la ciudad, noches de niebla espesa y un ambiente frío que traspasa la pantalla y que hace que te den ganas de cubrirte con una manta. Esa sensación de frialdad y de aislamiento juegan a favor de la película, creándose una atmósfera verdaderamente opresiva y muy inquietante; teniendo uno siempre la sensación de que lo peor está por llegar. Siempre digo que una buena atmósfera es imprescindible para que una película de terror funcione y en éste caso está más que bien conseguida. Mención a parte para esa escena terrorífica y angustiosa en el sótano de la abadía con los dos protagonistas encerrados y viendo como los muertos salen de sus tumbas. Una de mis escenas favoritas del cine de terror y que hace que no me quepa la menor duda de que el gran maestro italiano Lucio Fulci se vio ésta película antes de hacer algunos de sus títulos de zombies. Además, sin llegar a ser una película gore, Grau nos regala un par de escenas sangrientas y desagradables en el tramo final de "No profanar el sueño de los muertos"; desatando una violencia que parece contenida durante la primera parte de la película.

Por poner algunos "peros" podría decir que el clímax en el hospital está algo desaprovechado y que podría habérsele sacado más juego. O que es una lástima que ese gore del final no aparezca antes y que se reserven la casquería para la última media hora. Pero son detalles negativos pequeñitos, que se pueden pasar por alto y que no ensombrecen el conjunto final. Para mi gusto una película claramente superior a "La noche de los muertos vivientes", hecha con más medios y con una historia más compleja y entretenida. Quienes sean admiradores del terror clásico de los 70 y 80 y sobre todo del cine de zombies tienen una cita obligatoria con "No profanar el sueño de los muertos". Una pequeña joya realizada hace casi 40 años y un ejemplo digno de admiración de cine de terror patrio, muy recomendable.


NOTA: 8/10











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