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domingo, 9 de junio de 2013

CARRETERA AL INFIERNO (The hitcher, 1986)



  Pánico en la autopista


Hoy os voy a hablar de una de mis películas favoritas de los 80. Un clasicazo que como no podía ser de otra manera, cuenta con su propio remake y ha servido de fuente de inspiración para algunas películas.

CARRETERA AL INFIERNO es un título imprescindible para los amantes del buen thriller, del cine de suspense y del terror psicológico. Todo comienza cuando un joven veinteañero que recorre las carreteras de California para hacer entrega de un pedido decide subir a su coche a un autoestopista para hacer más ameno su viaje. Sin embargo, este pobre chico tiene la mala suerte de llevar de acompañante a un inteligentísimo asesino que se ha propuesto amargarle la vida. Aunque consigue darle esquinazo y deshacerse de él, para nuestro protagonista la pesadilla no ha hecho más que empezar… ¡Y es que este cabronazo psicópata es un verdadero depredador que le acosará sin tregua e incluso le culpará de sus propios crímenes!
Una de las cosas que más me gustan de ésta peli es la sensación de impotencia que crea en el espectador. El director consigue que te metas en la piel de Jim (muy bien interpretado por C. Thomas Howell) y hace que empaticemos con él, que comprendamos su miedo, su desesperación y su angustia. Esto es básico para la película ya que esa atmósfera atrapante y la sensación de claustrofobia a pesar de estar rodada en muchos espacios abiertos hace que el nivel de tensión y suspense sea de máxima categoría. Y los desérticos paisajes californianos ayudan a crear esa sensación de soledad y de estar atrapado en medio de la nada. Puede parecer absurdo pero la escenografía de una película hace muchísimo. Y esta se desarrolla en esas polvorientas y desoladas carreteras típicas de EE.UU. donde no hay más que desierto y de vez en cuando aparece un restaurante con gasolinera o un motel cutre.
La película nada entre dos aguas: el thriller de acción y el cine de terror psicológico. No pertenece exactamente a un género concreto sino que tiene ingredientes varios y bebe de distintas fuentes; formando un extraño cóctel que realmente funciona muy bien en pantalla. El director adapta los distintos géneros complementándolos muy bien entre sí, lo que da lugar a una película realmente estupenda e hipnotizante: hay bastantes persecuciones en coche cargadas de emoción, muchos tiroteos, hay escenas inquietantes con muy buen suspense en las que te comes las uñas, hay giros y vueltas de tuerca en el guión que cada vez enreversan más la trama y complican la vida del sufrido protagonista… Además, todo está rodado con un ritmo muy bueno lo que hace que la película funcione también como espectáculo de entretenimiento y resulte de lo más distraída. Tiene un inicio que es toda una declaración de intenciones de lo que veremos más adelante: te pega un hostión en toda la cara para que sepas desde el primer momento quien es el cazador y quien es la presa. Y tras unos diez o quince minutos que te tienen totalmente sobrecogido la historia da un pequeño respiro y luego vuelve con más fuerza.

Acompañando al protagonista tenemos a la guapa y siempre interesante Jennifer Jason Leigh, quien por coincidencias de la vida se ve involucrada en la trama y se une al pobre héroe de la función. Ambos hacen una buena pareja y se agradece la presencia femenina de Jennifer entre tanta testosterona. Ella está bien, como siempre, y hacia el final protagoniza una de las escenas más escalofriantes y angustiosas de la película.
Pero quien se lleva todos los méritos es el GRAN actor Rutger Hauer (icono de los 80 que ha trabajado en muy buenas películas de esa década). Hauer interpreta al autoestopista, un tipo de apariencia normal que es en realidad un auténtico tiburón blanco: es tremendamente frío y calculador, MUY listo, muy peligroso y sanguinario, un asesino implacable que disfruta atormentando a sus víctimas. Para mi el autoestopista loco de esta película es uno de los mejores psicópatas del cine, no sólo en el género de terror sino en términos generales. Me pone los pelos de punta porque me parece creíble, es un asesino real, de esos que siempre saludan con una sonrisa cuando te los cruzas en el ascensor pero luego son pirañas sedientas de sangre. Y Rutger Hauer supo darle la versatilidad y el carisma necesarios, grandísimo personaje que te hace temblar con su sola presencia.

No puedo aportar más sobre esta película: sencillamente un thriller de suspense, acción y terror muy disfrutable, una gran película de los 80 que creó escuela y un título imprescindible para los amantes de este tipo de cine.

NOTA: 9/10









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