martes, 6 de mayo de 2014

VISIONES: 13 AÑOS DESPUÉS (Bad dreams, 1988)




Paz, amor... ¡Y suicidios en grupo!

 

Durante la década de los 70, especialmente en Estados Unidos, existieron múltiples de grupos y sectas hippies. Las había de todo tipo, con toda una gran variedad de creencias y cultos; algunas más inofensivas y otras de ellas bastante peligrosas y con tendencia a los suicidios en masa. Y es este el punto de partida de esta propuesta ochentera sobre la que voy a hablaros hoy: "Visiones, 13 años después". La película, dirigida por el irregular Andrew Fleming (realizador en los 90 de "Jóvenes y brujas"), comienza en 1975 relatándonos como un grupo que pertenece a una secta deciden quemarse vivos inducidos por su líder. Durante el incendio de la casa en la que conviven una niña adolescente consigue escapar de las llamas y queda en estado de coma durante trece años. Cuando despierta es una guapa veinteañera que está a finales de los 80 recluida en un hospital psiquiátrico. La chica tendrá que acudir a terapia con otro grupo de pacientes para asimilar su traumática experiencia y recomponer su vida. Sin embargo, comienza a sufrir unas fuertes alucinaciones en las que aparece el líder de la secta; quien vuelve en su busca por haber sido ella la única en escapar con vida. Y a su vez, mientras la pobre chica es atormentada por estas pesadillas (¿O no son pesadillas?), sus compañeros de terapia empiezan a morir aparentemente suicidándose de las formas más horribles. La chica, ayudada por un joven y apuesto psiquiatra tendrá que averiguar que ocurre realmente y si de verdad el líder de la secta ha vuelto desde El Más Allá para llevársela con él.

"Visiones: 13 años después" es una de tantas producciones de terror de segundo nivel que poblaron las carteleras (Y sobre todo los videoclubs) durante la década de los 80. Una de esas producciones simpáticas y vistosas de las que ya solo unos pocos se acuerdan pero que merece la pena reivindicar. No es una película especialmente buena pero tampoco es un título que deba estar en el ostracismo cogiendo polvo ya que se trata de una distraída propuesta con algunos aciertos bastante destacables. Una de las cosas que más valoro cuando veo una película es su capacidad de entretenimiento. Para mi es básico y fundamental que una peli sea entretenida y en este caso "Visiones: 13 años después" cumple con su cometido sobradamente. Se me hizo interesante y muy amena desde el comienzo y a pesar de flaquear un poco en su última media hora puedo decir que me gustó bastante. La combinación de terror psicológico y misterio que hace el director favorecen al conjunto final de la película, la cual navega entre distintos subgéneros ofreciendo un poco de aqui y un poco de allá. Quizás la atmósfera del psiquiátrico no está todo lo bien aprovechada que debería, creo que podrían haber jugado muchísimo más con este escenario y con el hecho de que la protagonista esté internada en un centro mental. En ese aspecto la película cojea ya que no posee una atmósfera tan opresiva o malrollista como debería, algo que la habría beneficiado notablemente. Sin embargo las escenas oníricas y las "visiones" de la chica si están muy bien planteadas y consiguen meternos de lleno en sus alucinaciones, logrando el director imprimir su paranoia y que se refleje en pantalla con gran naturalidad. A esto ayuda la fragilidad y dulzura que transmite la protagonista, Jennifer Rubin, quien sin ser una gran actriz hace un más que correcto papel. Rubin venía de las pasarelas y esta era su segunda película, siendo la primera "Pesadilla en Elm Street 3: los guerreros del sueño"; curiosamente una película con la que "Visiones: 13 años después" tiene bastantes puntos en común. Para empezar porque las pesadillas son el eje principal del argumento. Seguidamente porque el lider de la secta que perturba a la protagonista murió quemado y al igual que Freddy Kruger se le aparece churrascadito. Además todo transcurre en un psiquiátrico con un grupo de personas con problemas en los papeles principales que van muriendo uno a uno, justo igual que en la tercera parte de "Pesadilla en Elm Street". Salvando las distancias y a pesar de que esta producción sale mal parada si nos ponemos a comparar; hay que admitir que siendo una pequeña película hecha en la última hornada del terror ochentero mantiene cierto nivel y sobre todo logra entretener y resultar interesante por si misma. Si hay algo que puede achacársele es su abrupta y desaprovechada resolución final. A pesar del tenso clímax en la azotea del hospital, todo termina como muy de repente; no logrando la efectividad que se podría haber conseguido. Sin embargo el conjunto es bastante positivo: las escenas de alucinaciones y los ataques de pánico que sufre Jennifer Rubin están filmados con buen pulso e incluso el director se permite derrochar algo de sangre en algunas de las muertes de los pacientes. "Visiones: 13 años después" es una película que no destaca por su originalidad pero la extraña combinación de slasher, intriga de sobremesa y thriller paranoide la hacen lo suficientemente distraída como para disfrutar con ella si uno se libera de prejuicios y altas expectativas.

En un papel secundario, interpretando al maquiavélico líder de la secta, se encuentra el actor Richard Lynch; un habitual de este género y que se desenvuelve a la perfección en el papel de villano. Una película con una correcta factura técnica, actores no especialmente grandiosos pero si solventes en sus personajes, un ritmo ameno y entretenido, algunas escenas de suspense y terror bien rodadas y ese toque ochentero que le da a la peli un sello nostálgico que hace que la veamos con mejores ojos.


NOTA: 7/10


(La preciosa Jennifer Rubin, a punto de alucinar)

(Richard Lynch sin maquillaje tambien acojona bastante)





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