lunes, 5 de mayo de 2014

SUEÑOS SINIESTROS (The sender, 1982)




Soñando despierto

 

No sabía absolutamente nada sobre esta película hasta que hace una semana la descubrí por casualidad y me lancé a darle una oportunidad, llevándome una grata sorpresa. No porque sea un film maestro o un título imprescindible, porque realmente no lo es. Sino porque esperaba poco o nada de ella y me ofreció más de lo que nunca hubiese creído que me daría, resultando una correcta película de terror psicológico. "Sueños siniestros", que así se llama esta producción, es una variante de la película "Carrie" (dirigida en 1976 por Brian De Palma) solo que cambiando a la chica con telequinesis por un chico telépata. 

"Sueños siniestros" comienza con el intento de suicidio de un joven que intenta ahogarse en un lago delante de un montón de familias que están por allí de camping. Tras ser rescatado el chico es internado en un hospital psiquiátrico en el que trabaja la doctora Farmer, una psicóloga joven y guapa que desde el primer momento siente especial interés por el caso de este pobre desgraciado. El chavalito, que está siempre super deprimido y muy triste, sufre de amnesia y ni si quiera recuerda quien es o el motivo que le llevó a intentar quitarse la vida. A su vez, la doctora comienza a sufrir alucinaciones y pesadillas perturbadoras y pronto comprenderá que se trata del chico que posee poderes telepáticos y proyecta en ella sus pesadillas y sus sentimientos más negativos. Por el psiquiátrico aparece también la misteriosa y extraña madre del joven, una mujer que no sabe nunca uno de que pie cojea y si lo que quiere es ayudar o entorpecer.

Con esta interesante trama, original teniendo en cuenta la época y el tipo de cine de terror que se hacía aquel entonces, "Sueños siniestros" se desarrolla con bastante soltura. Hay dos aspectos que merecen la pena destacar notablemente en la película y son sin lugar a dudas su B.S.O. y su fotografía. Ambas juegan un papel decisivo y son fundamentales para que funcione el film, ya que sin ellas podría haber resultado un descafeinado melodrama pero la música y la estética/atmósfera de "Sueños siniestros" son tan buenas que hacen que tenga un aspecto final de lo más tenebroso e inquietante. La B.S.O. representa a la perfección el estado de ánimo de nuestro protagonista, reflejando su tristeza en cada nota. Es una música  oscura, escalofriante incluso y sobre todo transmite negatividad y pena. Y la atmósfera fría hace que el psiquiátrico resulte aun menos acogedor de lo que ya es de por sí; gracias a una fotografía que saca mucho provecho a los escenarios. En el apartado artístico hay que destacar a dos actores notables: el esloveno Zeljko Ivanek y la veterana Shirley Knight. El primero interpreta a "El remitente" (sender en español) y de verdad que a pesar de su juventud consigue que empaticemos con él y sintamos toda esa angustia y tristeza que desprende el personaje. ¿Quien es realmente? ¿Por qué tiene poderes? ¿Por qué quiso suicidarse? Poco a poco vamos descubriendo cosas de este interesante e intrigante personaje, un propotipo de protagonista poco habitual pero que personalmente me gustó mucho tanto el papel como el actor interpretándolo. Shirley Knight hace de su madre, una mujer tremendamente ambigua cuyas apariciones aunque no son muchas si son contundentes. Hasta bien entrada la película no sabremos que clase de intenciones tiene y la actriz hace un personaje bastante agradecido y que da muy mal rollo. Peor parada sale Kathryn Harrold que a pesar de asumir el protagonista femenino no está tan creíble ni termina de caer simpática. A la actriz le falta credibilidad, empatía y fuerza; haciendo un personaje que no me gustó demasiado aun siendo la "heroína" de la película.

"Sueños siniestros" destaca también por la seridad y sobriedad del conjunto, resultando una película que no da lugar a ningún momento de relax o que elimina cualquier connotación cómica. Sino que se trata de un thriller psicológico con altas dosis de suspense que mantiene ese toque oscuro y sombrío desde el principio hasta el final. El ambientar casi toda la trama en un psiquiátrico, con sus respectivos enfermos mentales y los poco ortodoxos métodos de algunos piscólogos ayuda a conseguir esa sensación tan deprimente e inquietante. Algo que como espectador agradezco ya que uno logra conectar con lo que ve en pantalla y esa sensación tan malrollista que imprime toda la película consigue incomodarnos y tenernos en vilo durante hora y media. No es un film redondo, pienso que la temática del telépata no está todo lo bien aprovechada que debería e incluso se echa en falta algo más de espectacularidad en ciertas escenas o un clímax más alocado. A veces uno tiene la impresión de que el director está demasiado contenido y la pobre actuación de la actriz principal perjudica algunos aspectos de la película. No es todo lo buena que podría haber sido y quizás un poco más de mala leche le habría sentado como un guante. Sin embargo se deja ver y resulta entretenida y además explota un tema que no ha sido demasiado visto en cine, dándole un enfoque muy tenebroso. Es curioso que esta película sea tan desconocida ya que es lo suficientemente interesante como para gustar a un amplio público ávido de terror ochentero. Sin ser una obra maestra ni nada que se le parezca, os animo a que le deis una oportunidad. Un título menor de comienzos de los 80, con una temática algo fantasiosa pero tratada con mucho realismo y seriedad; una película de gran atmósfera, con escenas oníricas que dan bastante mal rollo y un más que logrado toque de suspense y terror psicológico.


NOTA: 7/10


(Un chico triste y con poderes psíquicos)


(tratamiento de choque)







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