Una bizarra noche de Halloween ochentero
¿Cuál sería el resultado de una ecuación matemática que mezclara a la scream queen ochentera Linnea Quigley con casposa serie B, comedia cafre de adolescentes y homenaje/plagio a "Posesión infernal" y la italiana "Demons"? Pues aquí lo tenéis amigos, la solución a la pregunta es "La noche de los demonios"; una disparatada película de terror de finales de los 80 ideal para ver en éstas cercanas fechas a Halloween.
La película narra la historia de un grupo de amigos adolescentes que durante la noche de Halloween deciden celebrar una fiesta de disfraces en una vieja y gótica mansión abandonada que sirvió como funeraria años atrás. Sobre el lugar pesa una maldición, una leyenda urbana típicamente local que acaba siendo real. Los jóvenes despiertan por error el espíritu de un peligroso demonio que se transfiere al cuerpo de una de las chicas, lo que da lugar a una sucesión de posesiones diabólicas y a la lucha por la supervivencia de los que no están infectados aún.
Como veréis "La noche de los demonios" no es una película cuyo argumento destaque por su originalidad. De hecho tiene un esquema muy clásico, muy tópico y la forma de desarrollar la historia sigue a rajatabla los patrones recurrentes del cine de terror sin desmarcarse un poco si quiera. De hecho todos los personajes principales están absolutamente estereotipados: la protagonista guapa y virgen, el putón verbenero, el deportista guaperas, el gamberro, el bromista, la rarita esotérica, los simpáticos... TODOS ellos son representaciones fieles de los personajes comunes en el cine de terror adolescente y todos actúan sin salirse de los patrones arquetípicos. Asumiento ésto y que no vamos a ver nada que no hayamos visto docenas de veces antes pasemos a disfrutar de la película sin prejuicios y sin exceso de expectativas para que no haya desilusiones. "La noche de los demonios" es una producción de bajo coste, destinada a un determinado público, un título de serie B hecho para verdaderos amantes del terror más cachondo de los 80 y no para las grandes masas. No es una buena película: los actores están más cerca de ganar el Razzie que el Oscar, técnicamente es sencilla y sin grandes artilugios (debido a la falta de un gran presupuesto), los diálogos son de coña y a veces sonrojantes y las actitudes de algunos personajes varían entre lo vergonzoso a lo descojonante. ¿Pero por qué hay que ver ésta película? Porque a pesar de todos sus defectos mola muy fuertemente y si uno decide entrar en su juego recibirá en compensación una alta dosis de horterada ochentera en vena. Cierto es que tarda en arrancar un poco, de hecho los primeros 45 minutos se centran en presentar a los chicos y en ver como éstos se divierten, hacen el gamberro, se toquetean y se emborrachan. Parece más una peli de la saga "Porky's" que una de terror jajajaja
Sin embargo, una vez los jóvenes hacen la sesión de espiritismo y comienzan a ser poseídos la historia va creciéndose, transformándose en una versión menos gore y más juvenil de "Posesión infernal". Y es entonces cuando la película pone sus cartas sobre la mesa y mete caña al espectador a través de un montón de escenas que entremezclan humor negrísimo con toques sangrientos y de casquería, algunos sobresaltos (hay un par de sustos buenos), persecuciones, supervivencia y cine de poseídos. Pero todo desde un punto de vista gamberro, hecho para goce y disfrute de espectadores poco exigentes que huyendo de títulos sobrios y formales buscan una válvula de escape para divertirse con el género de terror. Al fin y al cabo una película en la que aparece la incombustible Linnea Quigley es sinónimo de chistes verdes, humor cazurro y sexo. Y la actriz no defrauda a sus fans ya que da todo eso desde su primera e inolvidable aparición en el supermercado hasta que estando ya poséida se introduce un pintalabios por el pezón. Linnea hace reír, baila en plan gogó putorra ochentera, se despechuga y se desbraga ¡Lo de siempre vamos!
Otro gran momentazo de la película es esa eléctrica, sexy y potente coreografía que se marca la chica gótica a ritmo de heavy delante de la hoguera. Una escena que queda para el recuerdo junto a la del pintalabios de la Quigley. Y también merece la pena destacar los créditos iniciales, muy currados, súper ochenteros, rollo cómic y de los más entretenidos que he visto nunca en una película de terror.
"La noche de los demonios" es un título apto para coleccionistas de los 80, amantes de la serie B, de la italiana "Demons", del gore gratuito y del cine de terror-comedia adolescente. Está ambientada durante la noche de Halloween y es perfecta para ver ese día, disfrutando de una película sin pretensiones. Hay que ser pacientes el primer rato, ya que lo bueno se hace esperar; pero una vez llega merece la pena por su combinación de bizarrismo, comedia, sustos, poseídos, sangre y sexo. Cine de "harte y ensallo" (Pa' que me entendáis), ideal para ver en una sesión golfa junto a Los humanoides del abismo y a Killbots ¡Disfrutadla si aún no lo habéis hecho!
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