El slasher favorito de Eli Roth
¡Que grande Juan Piquer Simón! Como se echa en falta el cine de este hombre: esa serie B de tercera categoría que imitaba las mejores producciones USA con todo el gamberrismo y el morro del mundo. Películas que desprendían diversión a raudales y que sabían como entretener y satisfacer a los devoradores de cine de videoclub. Que nostálgico me pone hablar de directores como Piquer Simón, por poner un ejemplo, gente que dedicó toda su carrera a brillar (o intentar brillar) en un género hostigado en nuestro país y que hizo cabriolas para poder sacar adelante sus producciones de terror barato. En 1982 y con "guión" de Joe D'Amato el valenciano se fue a hacer las Américas y se subió al carro del slasher que tan de moda estaba en aquella época. Bueno del slasher y del giallo italino, porque "Mil gritos tiene la noche" combina ambos géneros en una delirante y bizarra mezcolanza. Tan pasada de rosca es que el director de cine Eli Roth ha declarado en varias ocasiones su admiración por esta película, considerándola su slasher predilecto.
La película deja clara sus intenciones desde los primeros minutos. Gracias a un inicio potente y sanguinoliento el director logra captar nuestra atención nada más comenzar la película. Un niño más cachondo que el palo de un churrero hace un puzzle con una tía buena en la foto (CURIOSIDAD: la modelo fue Pilar Alcón) y cuando su madre le ve reacciona como una hiena con el virus de la rabia llamándole de todo como si fuera una tertuliana de Salvame Deluxe. El niño, ni corto ni perezoso se carga a la madre a hachazos y luego la decapita con un serrucho. Cuarenta años después y con otra identidad, el niño asesino es ahora un hombre pero también asesino. Evidentemente no voy a deciros su identidad a pesar de lo fácil que resulta adivinarla si uno tiene dos dedos de frente, pero a fin de cuentas ¡¿A quien coño le importa el final "sorpresa" en el que se averigua quien es el psicópata?! La película es tan sumamente demencial y gore que lo que menos le interesa al público es que el killer sea fulanito o menganito. Lo verdaderamente interesante es la carnicería que Piquer Simón se saca de la manga convirtiendo "Mil gritos tiene la noche" es un slasher alto en contenido gore y con escenas absolutamente divertidas y delirantes que nos llevan de un WHAT THE FUCK?! a otro.
Objetivamente he de decir que la película es mala. Mala como un dolor de testículos cuando te dan un hostiazo con un balón medicinal. Asi más o menos para que os hagáis una idea. Pero es también un placer culpable, una de esas malas películas que por alguna razón la ves y te encanta. La disfrutas, la gozas, te divierte, te entretiene y cuando acabas te quedas con una sonrisilla de tonto sabiendo que en el futuro la volverás a ver. Técnicamente es correcta, sin más. Se ve que no tenían un gran presupuesto pero la escenografía, la fotografía y la B.S.O. están bien; no da la impresión de baratija de mercadillo sino de producción de presupuesto mediano. El problema es el guión, que bien creo que lo escribieron sobre la marcha y fumándose unos canutos porque si no es inexplicable lo absurdo de algunos diálgos y esas situaciones cutresalchicheras en la que los personajes navegan entre lo bizarro y el bochorno. En el reparto podemos ver a un montón de jóvenes rostros desconocidos que se pasen por allí para después de decir alguna estúpida frase caer víctimas de la motosierra del maníaco que siembra el terror en un campus universitario. Y entre ellos algunas viejas glorias como Jack Taylor, Linda Day, Frank Braña o Cristopher George; todos ellos con más de una intervención en el terror de aquellas épocas y fácilmente reconocibles para los fans del género. Pero es que en "Mil gritos tiene la noche" ni los actores de más renombre se salvan, mítica es la escena de Linda Day SOBREACTUANDO tras encontrar el cadáver mutilado de una joven y gritando al aire "¡Bastardo! ¡Bastardoooo!" jajajaja ¡Impagable momento de cachondeo! Así como apariciones estelares del chino que hace kung fu de noche y sale de la nada para provocarnos un ataque de risa de esos que acaban en ataque de tos. O el jardinero gordito que parece primo hermano de Bud Spencer. O la joven que va patinando y se estrella contra un espejo. O el gordito amigo del joven protagonista con la careta de monstruo. O esos policias que no se enteran de nada y son el colmo de la torpeza. O la policía-tenista infiltrada en la universidad para descrubir al asesino y que no tiene ni idea de defensa personal y solo entorpece.Y así un largo etcétera de situaciones iverosímiles que elevan la película a la categoría de culto gracias a lo extraña que resulta en algunos momentos; porque uno nunca tiene claro hasta que punto se la estaban tomando en serio el director y los productores. ¿Es una comedia de terror involuntaria? ¿Esas dosis de caspa y frikismo están a propósito? "Mil gritos tiene la noche" es el despropósito más recomendable que uno haya visto en años. Porque a pesar de todos sus fallos, de un reparto de capa caída y de un guión que en verdad no existe; resulta una propuesta de lo más interesante. La película no logra aburrir ni un solo momento, su ritmo dinámico y las continuas apariciones del psicópata la salvan de la quema gracias a unas muertes bestiales y mucho más sangrientas que cualquier "Viernes 13". Veremos decapitaciones, cuchilladas, una chica partida en dos por una motosierra, miembros amputados... ¡Juan Piquer Simón no se corta un pelo a la hora de mostrar casquería y violencia explícita! Ni tampoco desnudos, ya que la peli es generosa es topless femeninos de actrices tan lamentables como hermosas e incluso se atreve con un desnudo frontal masculino. La película es una exploit pura y dura: copia lo mejor de los giallos y del slasher americano, mete varios desnudos completamente gratuitos, escenas muy burras, muertes sangrientas y numerosos toques de humor negro y situaciones que son pura comedia. Eso si, "Mil gritos tiene la noche" es ver para creer. Si aún no le habéis dado una oportunidad debéis hacerlo sin lugar a dudas e incluso me atrevo a asegurar que repetiréis la experiencia. Es divertida, cutre, pasadísima de rosca, delirante, súper entretenida, erótica, enfermiza y muy sangrienta. Un slasher de lo más completo, tremendamente efectivo, con aroma de cine Grindhouse y cercano a esas exploits italianas de principio de los 80. Cine de género que supura amor por el género, pero que no puede tomarse muy en serio. Lo mejor es entrar en su juego y dejarse llevar, no buscarle los tres pies al gato y aceptar que una mala película puede ser más divertida que una buena. Sentiréis vergüenza ajena en más de un momento, incluso os sentiréis culpables por estar disfrutando con ella. Pero también os invadirá la nostalgia y desearéis ver más producciones de este estilo. ¡Un clasicazo ochentero y una joyita de culto de la serie B!
Reseña dedicada a Ángel Sánchez Guillot, el sabe muy bien el motivo. ¡Gracias compañero!
NOTA: 7/10
La película deja clara sus intenciones desde los primeros minutos. Gracias a un inicio potente y sanguinoliento el director logra captar nuestra atención nada más comenzar la película. Un niño más cachondo que el palo de un churrero hace un puzzle con una tía buena en la foto (CURIOSIDAD: la modelo fue Pilar Alcón) y cuando su madre le ve reacciona como una hiena con el virus de la rabia llamándole de todo como si fuera una tertuliana de Salvame Deluxe. El niño, ni corto ni perezoso se carga a la madre a hachazos y luego la decapita con un serrucho. Cuarenta años después y con otra identidad, el niño asesino es ahora un hombre pero también asesino. Evidentemente no voy a deciros su identidad a pesar de lo fácil que resulta adivinarla si uno tiene dos dedos de frente, pero a fin de cuentas ¡¿A quien coño le importa el final "sorpresa" en el que se averigua quien es el psicópata?! La película es tan sumamente demencial y gore que lo que menos le interesa al público es que el killer sea fulanito o menganito. Lo verdaderamente interesante es la carnicería que Piquer Simón se saca de la manga convirtiendo "Mil gritos tiene la noche" es un slasher alto en contenido gore y con escenas absolutamente divertidas y delirantes que nos llevan de un WHAT THE FUCK?! a otro.
Objetivamente he de decir que la película es mala. Mala como un dolor de testículos cuando te dan un hostiazo con un balón medicinal. Asi más o menos para que os hagáis una idea. Pero es también un placer culpable, una de esas malas películas que por alguna razón la ves y te encanta. La disfrutas, la gozas, te divierte, te entretiene y cuando acabas te quedas con una sonrisilla de tonto sabiendo que en el futuro la volverás a ver. Técnicamente es correcta, sin más. Se ve que no tenían un gran presupuesto pero la escenografía, la fotografía y la B.S.O. están bien; no da la impresión de baratija de mercadillo sino de producción de presupuesto mediano. El problema es el guión, que bien creo que lo escribieron sobre la marcha y fumándose unos canutos porque si no es inexplicable lo absurdo de algunos diálgos y esas situaciones cutresalchicheras en la que los personajes navegan entre lo bizarro y el bochorno. En el reparto podemos ver a un montón de jóvenes rostros desconocidos que se pasen por allí para después de decir alguna estúpida frase caer víctimas de la motosierra del maníaco que siembra el terror en un campus universitario. Y entre ellos algunas viejas glorias como Jack Taylor, Linda Day, Frank Braña o Cristopher George; todos ellos con más de una intervención en el terror de aquellas épocas y fácilmente reconocibles para los fans del género. Pero es que en "Mil gritos tiene la noche" ni los actores de más renombre se salvan, mítica es la escena de Linda Day SOBREACTUANDO tras encontrar el cadáver mutilado de una joven y gritando al aire "¡Bastardo! ¡Bastardoooo!" jajajaja ¡Impagable momento de cachondeo! Así como apariciones estelares del chino que hace kung fu de noche y sale de la nada para provocarnos un ataque de risa de esos que acaban en ataque de tos. O el jardinero gordito que parece primo hermano de Bud Spencer. O la joven que va patinando y se estrella contra un espejo. O el gordito amigo del joven protagonista con la careta de monstruo. O esos policias que no se enteran de nada y son el colmo de la torpeza. O la policía-tenista infiltrada en la universidad para descrubir al asesino y que no tiene ni idea de defensa personal y solo entorpece.Y así un largo etcétera de situaciones iverosímiles que elevan la película a la categoría de culto gracias a lo extraña que resulta en algunos momentos; porque uno nunca tiene claro hasta que punto se la estaban tomando en serio el director y los productores. ¿Es una comedia de terror involuntaria? ¿Esas dosis de caspa y frikismo están a propósito? "Mil gritos tiene la noche" es el despropósito más recomendable que uno haya visto en años. Porque a pesar de todos sus fallos, de un reparto de capa caída y de un guión que en verdad no existe; resulta una propuesta de lo más interesante. La película no logra aburrir ni un solo momento, su ritmo dinámico y las continuas apariciones del psicópata la salvan de la quema gracias a unas muertes bestiales y mucho más sangrientas que cualquier "Viernes 13". Veremos decapitaciones, cuchilladas, una chica partida en dos por una motosierra, miembros amputados... ¡Juan Piquer Simón no se corta un pelo a la hora de mostrar casquería y violencia explícita! Ni tampoco desnudos, ya que la peli es generosa es topless femeninos de actrices tan lamentables como hermosas e incluso se atreve con un desnudo frontal masculino. La película es una exploit pura y dura: copia lo mejor de los giallos y del slasher americano, mete varios desnudos completamente gratuitos, escenas muy burras, muertes sangrientas y numerosos toques de humor negro y situaciones que son pura comedia. Eso si, "Mil gritos tiene la noche" es ver para creer. Si aún no le habéis dado una oportunidad debéis hacerlo sin lugar a dudas e incluso me atrevo a asegurar que repetiréis la experiencia. Es divertida, cutre, pasadísima de rosca, delirante, súper entretenida, erótica, enfermiza y muy sangrienta. Un slasher de lo más completo, tremendamente efectivo, con aroma de cine Grindhouse y cercano a esas exploits italianas de principio de los 80. Cine de género que supura amor por el género, pero que no puede tomarse muy en serio. Lo mejor es entrar en su juego y dejarse llevar, no buscarle los tres pies al gato y aceptar que una mala película puede ser más divertida que una buena. Sentiréis vergüenza ajena en más de un momento, incluso os sentiréis culpables por estar disfrutando con ella. Pero también os invadirá la nostalgia y desearéis ver más producciones de este estilo. ¡Un clasicazo ochentero y una joyita de culto de la serie B!
Reseña dedicada a Ángel Sánchez Guillot, el sabe muy bien el motivo. ¡Gracias compañero!
NOTA: 7/10
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